Por varios motivos que no vienen al caso íbamos ya para casi año y medio en el dique seco, así que no queríamos dejar pasar las vacaciones de Navidad sin darle vidilla a las alforjas.
Nos apetecía calorcito y playa. Miramos varias rutas por canarias y baleares, pero fuimos procrastinando la decisión y al final nos plantamos en Nochebuena sin nada preparado, así que no nos quedo mas remedio que buscar una ruta cerca de casa que no necesitase mucha preparación. Al final nos decantamos por el Camino de Santiago.
Amaneciendo en Burgos
Es verdad que en todas partes desaconsejan hacer el camino en invierno, pero a nosotros rodar con frío no nos da miedo y la previsión del tiempo no era especialmente mala.
Nuestra idea original fue hacer el tramo Burgos-León. Hay varios trenes Alvia para ir de Zaragoza a Burgos, pero en los Alvia no dejan llevar bicis. Intentamos ir con el Intercity por Vitoria que tiene un vagón especial para bicis, pero nos dijeron que este trayecto es de larga distancia, y que en la larga distancia tampoco están permitidas las bicicletas. No sabemos muy bien para que usan entonces el vagón especial. Finalmente reservamos en un regional a las seis de la mañana que en solo ¡cinco horas y media! cubría el trayecto (el doble que el Intercity).
Para la vuelta no era mas sencillo. De León a Zaragoza solo se puede ir con trasbordo en Palencia y Burgos, y nos costaba una eternidad.
Al final nos olvidamos de llegar a León, y nos decidimos por hacer el tramos Burgos-Logroño. Íbamos en sentido contrario, pero bueno, tampoco esperábamos encontrar mucho "trafico" en contra.
El frío
Ya hemos dicho antes que la previsión del tiempo no era mala, pero nos referíamos a que era todo lo buena que puede ser en Burgos a finales de diciembre, así que nos preparamos para pasar varias horas sobre la bici a un par de grados y con mucha niebla.
Desempolvamos todos nuestros bártulos de anteriores salidas invernales: cubrepies de neopreno, guantes cortaviento, gorros, bragas, etc., y ademas añadimos al equipo un par prendas interiores de lana merino que nos han ido muy bien. La verdad es que yendo bien equipados hemos rodado muy a gusto por la fría meseta castellana.
La lluvia
No nos llovió demasiado, pero en algunos tramos cuatro gotas fueron suficientes para hacer del camino un autentico barrizal. Saliendo de Burgos entre Villalval y Atapuerca tuvimos algunos tramos de piso arcilloso en los que el barro se metía por todas partes creando una maseta, que una vez endurecida, se hacia muy difícil de quitar. Si bien creemos que el frío no es un gran impedimento, si te cogen días lluviosos si que el camino se vuelve mucho mas duro, y si no que se lo cuenten a Antonio Arderiu que hace ya unos años nos contó su experiencia de un "camino pasado por agua". Todo este barro junto con las pocas ganas de limpiar la bici al final de etapa derivaron en algunos problemillas mecánicos que dieron al traste el final de nuestro viaje. Luego os contamos ...
Las dificultades del camino
A pesar de que mucha gente hace el Camino de Santiago en bicicleta, para muchos es su primer viaje dando pedales, y para casi todos también su ultimo, y cuando lo haces te das cuenta de porque. Son kilómetros que se pueden hacer en bici pero con muchos tramos que se hacen pesados por el mal estado del firme.
Piso pedregoso en la Sierra de Atapuerca
En otros tramos el trazado original ha sido ocupado por la carretera, y a los caminantes les desvían por desmontes en linea recta que son un autentico rompepiernas para los ciclistas.
Son tramos duros si vas con las alforjas cargadas. Otra cosa es hacer el camino en bicicleta de montaña con coche de apoyo.
Nosotros llevamos nuestros neumáticos mixtos (semilisos) y echamos de menos unos con balón y buenos tacos, que es lo que pide este terreno.
En definitiva, el Camino de Santiago es una ruta ciclable y que inspira confianza por el simple hecho de que miles de peregrinos la hacen cada año, muchos de ellos en bicicleta. Es sencillo orientarse con las famosas flechas amarillas y en los pueblos es fácil encontrar albergues, restaurantes y demás servicios. Sin embargo, no es una ruta bien preparada para el cicloturismo de alforjas. Nosotros diríamos que es mas bien una larguísima ruta de bicicleta de montaña que se adapta mejor al concepto de "bikepacking" o de viaje con furgoneta de apoyo que al concepto que nosotros tenemos de ruta para hacer con alforjas (aunque esta claro que tipos de cicloturismo hay tantos como viajeros en bicicleta, y ninguno mejor ni peor que otro).
Físicamente se necesita cierta preparación, no es una ruta confortable, no se puede hacer con niños, y se necesita una bici robusta ademas de conocimientos básicos de mecánica (es probable tener algún pinchazo o pequeña avería). El Camino de Santiago en bicicleta os gustará si os gusta y estáis acostumbrados al ciclismo de montaña, pero desde luego no es la ruta ideal para tener un primer contacto con los viajes cicloalforjeros si no sois avezados beteteros.
Intentar que alguien se aficione a viajar en bicicleta haciendo el Camino de Santiago es como intentar que alguien se aficione al trecking subiendo el Anapurna.
Peregrinos en invierno
No nos cruzamos mas de una docena de peregrinos al día, ninguno haciendo el camino en bicicleta, y la mayoría eran ¡COREANOS! Un par de novelas coreanas sobre el Camino tienen la culpa de haber desatado una verdadera fiebre en aquel país por peregrinar a Santiago. Vienen de forma regular durante todo el año, y claro, en invierno que no hay casi nadie, se hacen notar.
Los problemas mecánicos
Ya os hemos dicho que el barro nos dificulto algunos kilómetros del recorrido, y dejo nuestras bicicletas llenas de arcilla reseca que se agarraba en los recovecos de los cambios, piñones y cadena, como autentico pegamento.
Ya sabemos que después de un día así se impone una limpieza a fondo y un engrasado de cadena ... pero nosotros somos muy perezosos para estas cosas, sobre todo en invierno y cuando no tienes un buen sitio donde hacerlo. Después de un montón de horas pasando frío, lo ultimo que apetece es ponerse en cuclillas con el bidón y un palito a rascar los restos de barro.
Tenemos que añadir al barro el ya muy mal estado de nuestras bicis, y en especial de los elementos de transmisión (piñones, cadena, ruedecillas, etc.). Hace ya unos cuantos miles de kilómetros que las cadenas se estiraron mas de la cuenta, pero como también los piñones estaban para cambiar, las íbamos aguantando.
Así quedo el desviador después del zancocho ... y la cadena por los suelos.
La verdad es que tampoco sabemos a ciencia cierta cual fue el origen del problema, no sabemos si la cadena estirada o un eslabón que no giro por el barro, pero después de un par de tirones saliendo de Belorado en los que parecía que se bloqueaba la cadena llego "la madre de todos los enganchones".
Al iniciar una subida la cadena se atasco definitivamente, luego se bloquearon los pedales, la rueda trasera derrapo y después se deshizo el enganchón. Al principio pensamos que se había salido la cadena, y si que se había salido; pero porque estaba partida. Ademas la puntera del desviador estaba doblada, y se había metido la pata del cambio entre los radios de la rueda trasera.
Fuimos a coger nuestra patilla de repuesto (siempre llevamos una), y entonces entro en juego el señor Murphy. Después de haber paseado la dichosa patilla durante diez años por toda Europa sin haberla usado nunca, justo cuando por fin la necesitábamos, nos la habíamos dejado en casa.
Para salir del paso intentamos montarnos una "fixie". Tronchamos la cadena a la longitud que nos pareció adecuada para llevar el plato mediano y el cuarto piñón, y con unos eslabones desmontables la volvimos a unir. La verdad es que quedaba un poco destensada, pero durante unos cientos de metros el invento funciono, hasta que con un bote la cadena subió un diente y se quedo completamente tensada. Se podía pedalear, pero con mucho esfuerzo por culpa del rozamiento que creaba la tensión de la cadena. Tuvimos que desmontar la rueda para volver a meter la cadena en el cuarto piñón, pero a los poco metros volvió a saltar. Intentamos buscar una longitud diferente que nos diera una tensión adecuada en otra combinación de plato-piñon, pero entonces se nos partió el pin del tronchacadenas.
Apaño final con el que conseguimos terminar la etapa
Por suerte aun nos quedaba un último juego de eslabones desmontables, y con dos de los tres trozos de cadena que teníamos, pudimos volver a cerrar una cadena algo mas larga, así que esta vez la pasamos de nuevo por el plato mediano y el cuarto piñón, pero también por la ruedecilla superior del desviador para que hiciera de "tensora".
Buscamos la posición en la que el desviador quedaba los mas alineado posible con el cuarto piñón, y luego doblamos a lo bruto para que la ruedecilla también quedara alineada.
Al final conseguimos que la cadena fuera bastante fina, y aunque no podíamos cambiar de marcha, el apaño fue suficiente para poder llegar a la siguiente población grande: Santo Domingo de la Calzada.
... y la vuelta en autobús
Después de tanto incidente no nos vimos con ganas de "arriesgar" yendo hasta Logroño con el cambio en este estado, así que decidimos volver a casa en tren desde Haro, que diez kilómetros mas si esperábamos que aguantara la cadena. Y de nuevo topamos con RENFE. Imposible encontrar ningún tren con plazas para bicis.
Apaño final con el que conseguimos terminar la etapa
Solo nos quedaba el autobús, así que nos pusimos a buscar cajas para embalar las bicicletas.
Llegando a Santo Domingo habíamos visto una tienda de bicis, así que volvimos para preguntar y muy amablemente el dueño nos dio un par de cajas usadas. Insistimos en dejarle diez euros por el favor, e hicimos bien porque un rato después tuvimos que volver para que nos prestara una llave con la que aflojar los pedales (con nuestro kit de herramientas imposible conseguir brazo de palanca, y también nos habíamos dejado la llave que solemos llevar para estos menesteres).
Luego en el restaurante del parador pedimos una carretilla de esas que llevan los transportista para cargar las cajas de cerveza y refrescos, y gracias a ella pudimos llevar las dos bicis embaladas hasta la estación sin deslomarnos.
El conductor nos puso mala cara y alguna pega para meter las cajas en el maletero, pero le dijimos que habíamos hablado con la empresa y que nos habían asegurado que mientras fueran bien embaladas no tendríamos problemas, así que finalmente tuvo que dejarnos subir.
En fin, un viaje accidentado pero con final feliz, porque en el fondo, de los intentos fallidos se aprende tanto o mas que de los exitosos.
Comentarios
eL NIÑO |
eL NIÑO comento el 08/01/2016 : Camino de Santiago
Hola,
escribia para agradeceros que hayais publicado un nuevo viaje, asi "viajamos" un poco con vuestros viajes, ya que no siempre se puede salir tanto como nos gustaria. Lo dicho, muchas gracias por molestaros en compartir vuestras andanzas, nosotros seguiremos disfrutandolas.
un saludo
P.D: magnifico trabajo
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Datos viaje
Track: n/a
10% Asfalto
90% Tierra
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