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Nota: La cronica de este viaje no venia acompañada de mapas ni "traks" de GPS. Los mapas y perfiles corresponden al trazado oficial del Camino de Santiago para BTT.

Esta cronica se completa con otros dos viajes de Antonio en el que recorre los tramos del Camino de Santiago entre Logroño y Burgos, y Burgos y Leon.

 

Camino de Santiago , de Leon a Santiago

 

 

por Antonio Arderiu Freixa       Octubre 2010

 


 

 

Recordando el año 2004 en que , como prueba personal , decidí hacer un tramo del Camino de Santiago , aprovechando que el 2010 es también Año Jacobeo y que el próximo no será hasta dentro de 11 años , me planteé la oportunidad de volver a repetir la gesta, si más no , para despedirme, pues dentro de once años no confío en poder realizarla. Así que convencí a mi hija Alejandra y su marido Roger , que se iniciaban en el noble arte del ciclismo , para que me acompañasen en la peregrinación, cuyo relato voy a intentar hacer a continuación.

 


Forzoso será referirse comparativamente a lo largo de esta historia , a lo acaecido y vivido en 2004. Aunque cada gesta es diferente y autónoma , los recuerdos y vivencias se repiten mientras vas pedaleando . La comparación es lo más fácil , a pesar de las diferentes circunstancias. Y , a fuer de ser sinceros debo reconocer que la diferencia entre una y otra ocasión , fue abismal.


Rompiendo mis propios consejos extraídos de la anterior peregrinación , no elegí como compañera de fatigas a mi fiel bicicleta Trek ni a sus alforjas llenas de mudas y demás adminículos para realizar el Camino con
comodidad. Opté por la Specialized Expedition que tengo en el despacho , la bicicleta de montaña que más que para subir ( en mi caso descender ) escarpados senderos , es apta para circular por caminos no asfaltados. Como equipaje para emergencias una simple mochila a la espalda . El motivo de esta aparente infidelidad a mis principios fue el cómodo sillón con amortiguación que posee la elegida, y , sobre todo , el pensamiento de que , en algún tramo , podría encontrar terreno resbaladizo para lo cual , el centro de gravedad más bajo y los neumáticos esculpidos , permitirían solventar el problema . Me quedé corto.
Alejandra utilizó la Orbea Drakkar y Roger una Trek de montaña , preciosa , muy bien hecha y , a mis ojos , altísima , que se demostró como una máquina de lo más efectiva. La intendencia y el equipo lo completaba Carmen conduciendo una Mercedes-Benz Vito alquilada , solución que habíamos adoptado ante la necesidad de llevar tres bicis más el equipaje de cuatro personas y una minúscula expresión de taller para arreglar lo que pudiéramos , en la secreta esperanza de ni tocarlo. Nuevamente me quedé corto.


El día 27 de marzo salíamos a las 11 de la mañana dirección a León para empezar desde allí nuestro Camino. El trayecto no tuvo más interés que descubrir las performances de la Vito que nos sorprendió agradablemente. Lo constato por si alguna vez debemos cambiar de ocupación y dedicarnos al reparto , que nunca se sabe.
Una vez en León , ya oscureciendo , la cuestión fue harto más compleja ,pues coincidimos con la salida de la procesión de Semana Santa, que cortó muchas calles, y la dificultad de encontrar el hotel , aun con navegador , debido a que el mismo estaba en el centro del complejo hospitalario.
Al final , una buena cena en el mismo hotel y las comodidades de un establecimiento que casi lo estrenábamos , nos permitieron prepararnos mentalmente para la aventura.

 

 

Pincha en el mapa para ver la ruta en Google Earth

 

 

 

Etapa 1 - de Leon a Astorga

 

 

El día amaneció soleado y con el nuevo horario en vigor , es decir , con una hora menos de descanso que , por otro lado , no hizo falta alguna ya que ni trasnochamos ni el viaje había sido agotador. Salimos, después de desayunar , en la Vito , hacia la explanada existente frente al Hotel San Marcos donde aparcamos la furgo y montamos las bicis.

A las 10.10 empezábamos el Camino cruzando el puente existente al lado del San Marcos. La primera sorpresa es que el área después del puente que en 2004 era una calle sin más interés , estaba urbanizada de nuevo, con rotondas y calles peatonales, lo que me ocasionó el primer despiste y fuimos a parar directamente a la carretera entre León y Astorga . Así que Trobajo del Camino lo pasamos por carretera y , al llegar a la Virgen del Camino , nueva sorpresa ya que una moderna carretera de cuatro carriles sustituía a la anterior y tranquila vía por la que antaño circulaban los peregrinos. Así que , entre aceras y calles entre naves , fuimos hasta el Santuario donde se hallan las estatuas de Subirats para hacerles una fotografía y no parecer incultos . La verdad es que tienen un aspecto un poco siniestro y , desde mi óptica personal , son bastante feas.

 

 

Furgoneta de apoyo  

Estatuas de Subirat en el Santuario de la Virgen

 

Saliendo de Virgen del Camino tomamos ya el sendero de los peregrinos que permite cruzar el lío de autovías por debajo. Tras una breve cuesta entrábamos en el páramo leones y , llaneando , llegábamos a San Miguel del Camino donde , a la entrada , hay una capilla con un campanario lleno de nidos de cigueñas. Como no era el caso desperdiciar la ocasión , Alejandra , se encaramó al campanario y Roger aprovechó para hacerle fotos , momento en el cual apareció el responsable de la capilla para decirnos , naturalmente , que estaba prohibido subir. Pero las fotos ya estaban hechas.

 

Seguimos por el sendero que iba llaneando hasta Villadangos del Páramo , donde nos detuvimos en el albergue para tomar algo y , de paso , visitarlo. El albergue estaba muy limpio pero vacío y , como curiosidad , vimos un autentico bosque de cigueñas en los árboles que había frente al edificio .
Poco después llegábamos a Hospital de Orbigo donde nos deteníamos en el famoso puente con la intención de hacer más fotografías, pero con tan mala suerte que encontramos que el monumento estaba en obras , abierto en canal y con los laterales cubiertos por andamios. Confiamos que en verano esté ya acabado pues es una pena que en Año Jacobeo dejen el puente en la situación que lo encontramos. Una buena comida en el Hotel del Puente nos consoló del disgusto.

 

 

Campanario en San Miguel del Camino  

Puente en Hospital de Orbigo

 

Por la tarde , reemprendimos la aventura por el sendero pero , en algún punto nos debimos equivocar o bien el sendero ha variado un poco su trazado, ya que después de Santibañez de Valdeiglesias , ascendimos a un pequeño monte para descender hacia un riachuelo y luego enfrentarse a una empinada cuesta.
Tras la cuesta encontramos la primera sorpresa . Un “chiringuito “ en pleno campo dirigido por un mozo que calzaba chancletas y que era “ Mr. Tout le Monde “. Si decías que eras de Barcelona , él también ,y si eras andaluz , él era de Málaga como les explicó a unos sevillanos que llegaron en aquel momento. Este mozo , que vendía de todo , nos ofreció una tarta “casera “ hechas con sus propias manos , que Roger y yo , al verla, y al ver las manos , declinamos cortésmente. No así Alejandra, a la que el hambre le pudo y manifestó notable interés en probarla , con lo que el pobre mozo apareció con una aceitosa y grasienta tarta , hecha probablemente con aceite Repsol Multigrado , que Alejandra se zampó en un santiamén. Esperamos un rato por si aparecían los primeros efectos colaterales de este improvisado ágape , pero , al ver que nada sucedía , seguimos hasta el crucero que hay sobre San Justo de la Vega. Allí tuvimos una magnifica vista sobre Astorga y los montes de León , totalmente cubiertos de nieve como preludio de lo que nos esperaba.

 

Llegamos a Astorga a media tarde y nuestra primera medida fue ir al Albergue a por la credencial. Estando negociando la misma , apareció un alemán , un poco gordito , para pedir cobijo y que le lavaran la ropa . Como solo hablaba en inglés y la encargada en castellano , me rogaron que hiciera de intérprete. Y la encargada me rogó que le transmitiera que el Albergue estaba muy lleno y que , si quería cobijo , debería compartir habitación con cuatro mujeres , con lo cual , al peregrino alemán le empezaron a brillar los ojillos y creo que aun debe seguir allí.
Seguidamente y con las ganas de llegar que teníamos , tuvimos que dar una vuelta, y no precisamente cultural, por todo Astorga ya que calles céntricas estaban cerradas por los eventos religiosos del Domingo de Ramos.
Llegamos al hotel en medio de la procesión de Semana Santa. Una cena en un bar cercano , que costó lo que la inspiración divina susurró al posadero , y un pequeño paseo por la Catedral pusieron fin a este primer día del Camino.

 

 

Llegando a Astorga  

Catedral de Astorga

 

 

Etapa 2 - de Astorga a Molinaseca

 

 

Aunque el pronostico del tiempo era malo , el día amaneció soleado aunque bastante frío. Tras desayunar , empezamos a pedalear en dirección a Murias de Rechivaldo por la carretera asfaltada, mientras el tiempo iba empeorando. Llegamos a Murias cuando empezaba a llover y nos detuvimos en el bar para sellar la credencial y tomar un café. Continuando la ruta fuimos hasta Castrillo de los Polvazares para ver un poco el pueblo aunque a aquella hora no había nadie y todos los establecimientos parecían cerrados, así que , tras un breve descanso , continuamos por carretera. Al llegar al cruce que lleva a Catalina de Somoza se nos juntaron tres gallegos muy simpáticos que venían por la senda de los peregrinos en unas MTB cargadas hasta los topes. Cambiamos impresiones y nos despedimos sin saber que los iríamos encontrando a lo largo de nuestra aventura. Nosotros seguimos a un paso más lento, hasta encontrar un precario refugio en al pórtico de la iglesia del pueblo de El Ganso donde la lluvia empezaba a ser más persistente. Mientras esperábamos que amainase un poco , Roger aprovechó el tiempo y se puso a despachar cosas de su trabajo. Maravillas de los móviles ¡.

 

Como la lluvia no aflojaba , nos pusimos los chubasqueros y seguimos hasta Rabanal del Camino donde , poco antes de llegar , apareció el sol y me permitió ver con detalle el pueblo ya que , en la ultima ocasión , llovía tan fuerte que estuve todo el rato refugiado bajo el árbol de delante de la iglesia.
Antes de continuar paramos en un hotelito para tomar otro café . En la barra había un peregrino que se empeñó en que no parásemos en Molinaseca sino en Ponferrada y nos dio todo un argumentario de lo que teníamos que hacer. Para colmo acabó diciendo que “muchos de los que intentan el Foncebadon , vuelven enseguida “ con lo cual , la cara de Alejandra se convirtió en un poema.
Con estos ánimos iniciamos la subida al famoso Foncebadón . El sol fue despareciendo a medida que subíamos y , en los últimos tramos apareció otra vez la lluvia que , cuando alcanzamos el pueblo de Foncebadón , era
ya nieve . Afortunadamente en dicho lugar apareció Carmen con la furgo y , donde antes no había nada , hoy hay construido un pequeño restaurante, en el que entramos para calentarnos un poco y tomar un magnifico caldo que nos permitiera rehacernos un poco, pues fuera seguía nevando y haciendo un frío más que intenso . El bar , restaurante , o lo que fuese estaba muy bien puesto y , en un rincón , tenían una Lube 125 primorosamente restaurada que me contaron que fue la primera moto que cruzó el famoso puerto. Y , estando comiendo , aparecieron los gallegos que habíamos encontrado antes y que también buscaron refugio en el mismo lugar.
Ya más reconfortados , seguimos la ascensión hasta la Cruz de Ferro , donde , como manda la tradición , tiramos una piedra para volver en el futuro , aunque Alejandra lo hizo sin mucha convicción. El sol había vuelto a salir por unos momentos y ello permitió una sesión de fotos antes de continuar hacia el Manjarin en ligero descenso que nos sirvió también de descanso.

 

 

Iglesia de Murias de Rechivaldo  

La Cruz del Ferro

 

En el pueblo de Manjarin encontramos otra sorpresa, en la figura de un mozo que se ha instalado en aquel inhóspito y solitario lugar, y ha montado una tienda de lo que yo llamaría cosas “hippies “. Que no creo yo que los peregrinos que por allá pasen estén para muchas compras pero , en fin , así es el marketing. Excuso decir que el mozo en cuestión es un idem , es decir , un hippie.
Continuamos hacia la cumbre del Manjarin con Alejandra renegando , yo “remando” en algunos tramos , y un frio importante y , cuando iniciamos el descenso , volvió la lluvia, esta vez con bastante intensidad , así que , cuando llegamos al bonito pueblo de El Acebo , nos paramos en un bar a tomar un bocadillo y esperar que amainase un poco. En este bar le ofrecieron a Alejandra un nuevo espécimen de bocadillo que se llama “acebo” en honor del pueblo y que es como una empanada de atún pero con pan. Tenia un aspecto de lo más apetitoso y , en sus manos , duró lo que un suspiro.
Como no amainaba decidimos continuar ,y si bien al principio pareció que disminuía la intensidad de la lluvia , lo cierto es que llegamos a Molinaseca en medio de un aguacero, lo que nos impidió pararnos en el bonito puente de la entrada y visitar el pueblo. Nos refugiamos en La Posada de Muriel donde dimos buena cuenta de una magnifica cena de cocina regional, antes de irnos a dormir bastante agotados después de más de sesenta km con frío y agua en su mayor parte. La cena , digámoslo todo , fue fenomenal y servida con todo lujo de detalles , lo que nos hizo olvidar las penurias de la jornada. Cecina , quesos regionales , vino del Bierzo ect fueron excelentes calmantes para las maltrechas anatomías.

 

 

Manajrin  

El Acebo

 

 

Etapa 3 - de Molinaseca a Villafranca del Bierzo

 

 

 

Se suponía que esta iba a ser la etapa más ligera de la aventura ya que , teóricamente , nos ocuparía una simple mañana. El día empezó lluvioso , bastante lluvioso, hasta el extremo que , ya vestidos apropiadamente , aguardamos un buen rato antes de que la intensidad de la lluvia disminuyera y pudiéramos iniciar la excursión. En un atisbo de sol , recogimos las bicis y salimos por el puente, por donde no habíamos podido entrar el día anterior.

 

La etapa “light” empezaba paradójicamente con una fuerte y larga cuesta que se iniciaba a la salida mismo de Molinaseca y donde , afortunadamente , no llovía . Superada la cuesta , la ruta discurría entre las casas vecinales de Ponferrada hasta la avenida que hay bajo el Castillo de esa ciudad. Allí descendimos de las bicis y subimos hasta la Plaza del Ayuntamiento donde nos hicimos unas fotos junto a un fulano de bronce que no sabemos exactamente que representaba.

 

 

Saliendo de Molinaseca  

Plaza de Ponferrada

 

Saliendo de la Plaza fuimos bordeando el río Sil hasta un edificio donde , años atrás , había yo comprado unos puros para animar las cenas, en un estanco regentado por una brasileña. Pues bien , la brasileña era la misma , algo más pálida , y los puros iguales de buenos , con lo que Roger y yo hicimos un pequeño acopio en previsión de los tiempos por venir.
Seguidamente y aunque el tiempo amenazaba lluvia de nuevo , tras tomar un café , continuamos por el sendero que atraviesa las instalaciones de Endesa por Compostilla y llegamos al Santuario de Columbrianos que , para nuestra decepción , estaba cerrado. Eso sí , hicimos fotos desde todos los ángulos pues no había nadie y el Santuario es muy bonito.
De Columbrianos a Camponaraya fuimos por el sendero que discurre por el llano de Ponferrada y en el que se atraviesan bastantes caseríos en los que no nos detuvimos pues el aspecto del cielo era altamente amenazador.

 

 

Santuario de Columbrianos  

Calle de Camponaraya

 

Una vez en Camponaraya, tras sellar las credenciales , optamos por continuar por el sendero de peregrinos en lugar de por la carretera. El sendero empieza también con una fuerte subida que permite salvar la moderna autopista pero después continúa entre viñedos con ondulaciones suaves. El mayor problema que nos encontramos fue que los temporales de invierno habían hecho caer bastantes árboles que impedían el paso , lo que obligaba a descender y hacer contorsionismos de todo tipo para pasar con las bicis por debajo.
Llegamos a Cacabelos con lluvia intensa y tras una fugaz foto en la iglesia de San Roque nos refugiamos bajo los soportales de la Plaza Mayor donde nos esperaba la Vito y su conductora .Tras sellar en un bar cercano y después de los parabienes de rigor , proseguimos el camino , esta vez por la carretera que , como ya viene siendo habitual , empezaba con un fuerte y largo repechón , al final del cual volvía a separarse la senda de los peregrinos ( Porque será que cuando puedes escoger dos rutas , las dos empiezan con subidas fuertes ¿ ) . Optamos por seguir la senda ya que , aunque tiene otro par de subidas fuertes , es menos rompepiernas ,más bonita y considerablemente más corta que la carretera.

 

La senda estaba bastante embarrada, en un preludio de lo que encontraríamos a partir de entonces , hasta el punto de que , en un descenso fuerte donde la lluvia había abierto unas más que considerables roderas , paff ¡ este que escribe dio con sus huesos en el suelo, mejor dicho , en el barro. Levantarse , control de daños, y a seguir , pues afortunadamente , salvo el rebozo en barro no encontramos ningún desperfecto .
Llegamos a Villafranca del Bierzo por el Castillo, en fuerte pendiente y , de allí a la plaza donde comimos y nos alojamos en un hotel nuevo que da sobre la misma.
Por la tarde nos dedicamos a lavar las bicis con una manguera de una obra que , para decirlo suavemente , usufructuamos un rato.

 

 

Tambien fuimos a buscar pastillas de freno para Alejandra en una tienda que parecía un museo de motos antiguas y donde tenían expuestas Impalas , Mercurios , Ossa Sport. Ect.. Tras la compra y pasando un intenso frío iniciamos el paseo cultural por esa villa monumental para acabar con una buena cena en el Restaurante San Pancracio ,que nos recomendó un lugareño por la calle. Tras la cena y el paseo de vuelta , afortunadamente sin lluvia , dimos por finalizada la teórica jornada “light”.

Camino a Villafranca del Bierzo    

 

 

Etapa 4 - de Villafranca del Bierzo a Sarria

 

 

 

Al contrario del día anterior , esta tenia que ser la etapa “reina “. El día amaneció con sol pero con unas nubes que no anunciaban nada bueno. Desde donde desayunábamos veíamos pasar a los peregrinos más madrugadores , entre ellos los tres gallegos que habíamos encontrado en el Foncebadon. Yo había anunciado la dureza de la etapa y mis compañeros estaban un poco nerviosos por ello.
Salimos por el puente del Peregrino donde hay una poética leyenda gravada en el mismo. Al poco ya empezó a lloviznar pero salimos a la antigua general y por el arcén fuimos pedaleando tranquilamente , pues apenas había desnivel ni tráfico, hasta el punto de que Alejandra ya se veía descansando en la cumbre del Cebreiro. Llegamos a Trabadelo y nos encontramos con la desagradable sorpresa de que la autovía estaba cerrada y todo el tráfico era desviado por esta carretera. Y era un trafico intenso y pesado , es decir , de grandes camiones.
Yo , que iba delante , no atiné a coger la senda de los peregrinos que discurre junto al río , y lo pasé bastante mal pues los grandes camiones no respetaban nada y cuando te adelantaban , el rebufo casi te tiraba de la bici. Alejandra y Roger fueron más inteligentes y siguieron por la vía del peregrino que estaba en muy buen estado. Nos encontramos cuando el camino se separa de la antigua nacional y se desvía por la carretera que va a Vega de Valcarce. En este punto salio un poco el sol y pudimos admirar el espectacular paisaje de la Vega en primavera , hasta el punto de que incluso divisamos en la altura el magnifico viaducto por donde pasa la autovía. Estando admirando esta obra se me ocurrió decirle a Alejandra que habría un momento que vería este viaducto debajo, e inmediatamente le cambió la cara otra vez.

 

La carretera era buena y tranquila y el paisaje delicioso así que fuimos tranquilamente hasta Vega de Valcarce . Allí Roger tenía que hacer llamadas y , mientras las hacía , entramos con Alejandra a sellar las credenciales en la bonita Iglesia de la localidad . La Iglesia estaba vacía pero se veía cuidada y habían habilitado un sistema de sellado de credenciales en régimen de autoservicio.
Proseguimos la ruta hasta las Herrerías , donde realmente empieza la subida al Cebreiro y donde , para no perder lo que ya iba siendo costumbre , empezó de nuevo a llover , todo y que lucía un poco el sol. Al poco la furgo nos alcanzó y aprovechamos para hacer un descanso bajo el balcón de una casa mientras nos equipábamos para la lluvia que estaba arreciando.

 

 

Placa   Refugiados bajo un balcon en las Herrerias

 


Ya pertrechados iniciamos el ascenso al Cebreiro , turnándonos Roger y yo para ir detrás de Alejandra. La subida fue complicada ya que , a medida que ascendíamos la lluvia se hacia más pesada y el frío más intenso pero aun así subimos a buen ritmo. Ya estábamos casi en Pedrafita cuando Alejandra, que no iba del todo preparada , se refugió en la furgo. En aquellos momentos estábamos cerca de la casa con piscina que, en mi anterior experiencia , había envidiado , pero que esta vez únicamente me produjo un escalofrío al ver que la piscina estaba absolutamente helada.
A pocos metros de Piedrafita me adelantó Roger, que parecía que tuviera motor en la bici , y me dijo : Animo ¡ que ya llegamos . Me supo muy mal tener que desengañarle y explicarle que Piedrafita no era la cumbre y que quedaban cuatro kilómetros más , sin duda , los más duros del Cebreriro. Creo que sufrió una depresión.
En aquellos momentos el agua ya era nieve , una nieve granulada que te pinchaba la cara como si fuesen docenas de alfileres . Como Roger no llevaba el mismo equipo que yo , decidió apretar para pasar menos frío pero , al cabo de dos kilómetros , donde se acaban los árboles ( por la altura , no por otra cosa ) , tuvo que dar la vuelta y buscar la furgo ya que , para colmo , se había unido la niebla a la nieve.
Yo decidí continuar , pues temí que encontrar la furgo me llevase más tiempo que alcanzar el pueblo del Cebreiro, y poco a poco fui subiendo . Mis pensamientos eran de lo más lúgubre pues me dolían mucho las manos y los pies del frío e iba pensando que tenía síntomas de congelación pues me venía un cosquilleo inquietante. Continuamente llegaban a mi cabeza escenas de la película Viven ¡ en que unos se quedan tirados en los Andes y se congelan , o de las expediciones al Everest que enseñan las heridas producidas por congelación . Y así iba pasando el tiempo , pedaleando muy despacio, esperando que se helasen paulatinamente las manos , los pies , ect. , hasta el momento que , por fin ¡ vi el desvío a la cruz del Cebreiro , que inicie a pie para no resbalar, pues la nieve ya hacía un rato que se quedaba en la carretera.

 

 

Subiendo el Cebreiro   Alto del Cebreiro

 


Y , en este momento , llegó la furgo con todo el equipo , que se habían apiadado de mi y me venían a buscar. Como la situación empeoraba por momentos , descendimos otra vez a Piedrafita, pues no se podía seguir hacia el Alto do Poio. En Piedrafita comimos en una restaurante de camioneros , es decir , que comimos bien y barato. Pero era tanto el frío que tenia que comí con todo la indumentaria de la bici puesta, salvo el impermeable. En este restaurante habían encontrado refugio también conductores de camiones y familias que iban en coche a las que la nieve les había obligado a un replanteamiento de su viaje.
Mientras comíamos el tiempo mejoró algo y salio un poco el sol. Desde la barra del bar nos informaron que ya se podía volver por la carretera que habíamos dejado y , para no tentar a la suerte y arriesgarnos en una aventura que podía tener un final complicado , decidimos acabar la etapa en la furgo. No me enteré ni por donde pasamos y no desperté hasta llegar a Sarria, donde encontramos un lío de tráfico importante por las procesiones.
Una vez instalados en el hotel , tuvimos que pedir a la recepción si nos podía dar algún remedio para poder secar la ropa de ciclista que se nos había quedado absolutamente mojada. La solución que encontraron fue de lo más pràctica. Pusimos la ropa en la sauna del hotel y... , hasta el día siguiente.
Seguidamente como , misteriosamente , no llovía , fuimos a dar una vuelta por la ciudad y a intentar sellar las credenciales en una Iglesia, tras lo cual buscamos un chiringuito para cenar. Era día de partido de fútbol y jugaba el Barca , siendo nosotros los únicos “supporters “ que había en aquel local. De todas formas , a pesar de las miradas , el camarero mantuvo puntualmente informado a Roger de la marcha del partido.

 

 

Etapa 5 - de Sarria a Melide

 

 

 

Cuando me levanté pensé que estaba en otro lugar pues , no llovía ¡. Así que con bastantes ánimos fuimos a sacar la ropa de la sauna y prepararnos para la jornada. Tras un buen desayuno , montamos las bicis en el patio del hotel y , sobre las diez de la mañana , iniciamos la ruta. Esta asciende hasta lo más alto de Sarria para descender, pasando junto al cementerio , hasta unas corredoiras( senderos ) que te llevan a cruzar la vía del tren, para subir después al altiplano donde está Barbadelos. Todo este trayecto lo hicimos con sol y ello , unido al buen estado de aquellas corredoiras , nos animó bastante .
Poco antes de llegar a Barbadelos oímos un estruendo que se aproximaba y nos adelantaron ocho jinetes a toda velocidad , haciendo mucho ruido y despidiendo barro en todas direcciones . La verdad es que no respetaron a nadie ( personalmente me tiré literalmente fuera del sendero ) y que llevaban una actitud chulesca que poco cuadraba con el Camino de Santiago. Los volveríamos a encontrar en varias ocasiones.
Nos paramos un rato en Barbadelos , visitando la Iglesia y el pequeño cementerio que la rodea , para seguir luego hasta Rente , donde volvimos a parar un rato y buscamos la piedra que indica que faltan 100 km . De momento , todavía no llovía.

 


Cruzado la carretera , nos encontramos con el fenómeno nuevo , y que ya no nos abandonaría hasta Santiago , y que eran los barrizales .Y digo nuevo porque los que habíamos encontrado hasta entonces, eran una miseria comparado con aquellos. Eran profundos , largos y llenos de un barro negro y espeso que se pegaba a todas las partes de la bici que tenían movimiento , impidiendo el pedaleo. El barro estaba mezclado con excrementos de vaca y desprendía un perfume no especialmente embriagador , sino penetrante y molesto que te perseguía todo el día. Para los que venimos del Mediterráneo , era barro Beluga .
Bueno , pues con este nuevo aliciente y todavía con sol , seguimos hasta Lavandeira donde nos paramos en la fuente , a la que le han añadido un localito con máquinas expendedoras de todo tipo , que hay que modernizarse en esta vida y sacar partido de donde se pueda.
Salimos de Lavandeira, Alejandra delante , Roger después y yo a su rueda y , al poco de salir , se cruzaba un riachuelo en bajada, con barrizales de los que antes he descrito , a ambos lados. Vi que la rueda delantera de Roger se metía en una rodera y me preparé para socorrerle en una más que previsible caída en medio del barrizal . Pero no sé como lo hizo , pegó un salto acrobático y consiguió aterrizar fuera del barrizal y sin desperfecto alguno ni en su persona ni en su bici.
Poco después en una bajada y antes de una curva ciega , habia un fulano en el margen que parecía esperar a los que pasábamos para verlos en dificultad. Tras la curva , cogíamos otra corredoira llena de piedras aplanadas para superarla . Pero caía tanta agua del riachuelo cercano que era imposible , ni a pie ni en bici , ir por ella , así que optamos por saltar un alambre de espino que protegía un pastizal e ir por en medio del campo. Tampoco fue una buena idea pues lo que nos ahorramos de agua , lo compensamos con el barro del pastizal. Al final del mismo , cuando ya llaneábamos , nos dividimos cogiendo yo la margen derecha de la corredoira , entonces embarrada , y Roger y Alejandra , la derecha . Nos reencontramos en Couto donde la corredoira se hacia camino asfaltado.

 

 

Iglesia de Barbadelos   Portomarin

 


Antes de llegar a Laxe , me alcanza Roger y me dice que Alejandra ha pinchado. La esperamos y nos ponemos a intentar reparar el pinchazo en un lugar donde habían varios peregrinos de a pie que se empezaban a resguardar de la lluvia , que empezaba de nuevo a caer. Sacamos todas las herramientas y la cámara de recambio y ponemos manos a la obra. Uno de los peregrinos de a pie , que se llamaba Manu y era triatleta , se ofrece a
ayudarnos y , la verdad es que no nos ayuda sino que cambia él solito la cámara. A la hora de hinchar advertimos que la bomba que llevamos no sirve pero , cual milagro , en aquel momento se oye descender a todo un equipo de ciclistas muy jóvenes, que creo que eran de Orense , que se paran y , al grito del jefe : Asistencia ¡ , nos dejan una bomba que si funcionó. Estos recién llegados eran practicantes habituales de BTT e iban a todo trapo , cogiendo el camino más difícil que podían. Además llevaban todo su equipaje a la espalda en unas grandes mochilas que , sin embargo , no les impedían hacer saltos ni cabriolas. Se conocían con Manu y estuvieron un buen rato charlando.
Tras la reparación y la charla , proseguimos nuestra ruta que entonces discurría por caminos asfaltados hasta que , al cruzar un pueblo que se llama A Parroxa encontramos a los que nos habían dejado la bomba, que se habían dado una “galleta” importante al intentar saltar el margen de un pinar que daba sobre el camino. Ofrecimos ayuda pero , francamente , estaban mucho más preparados que nosotros y la declinaron cortésmente, así que continuamos y , unos metros más allá , Alejandra volvió a pinchar.
Como las desgracias no vienen solas , en aquel lugar no había cobertura de móviles , este moderno artefacto que para sí hubieran deseado los peregrinos de antaño , así que me adelanté y fui a buscar la furgo , pues ya no quedaban cámaras ni bombas que funcionasen . Periodicamente me paraba y llamaba hasta que , al fin , conseguí comunicar con Carmen que me dijo que me esperaría al final del sendero y antes del pantano , donde se llegaba tras descender una pronunciada cuesta . Cuando llegué estaba departiendo amigablemente con los de los caballos que nos habían sacado de la ruta , y sus asistencias. Traidora ¡
Volvimos a recoger a Alejandra . Roger y yo decidimos continuar y acabamos la ruta hasta Portomarin , donde llegamos tras cruzar el famoso puente.
En Portomarin decidimos hacer un alto para comer y encontramos un restaurante cerca de la iglesia. Antes de entrar en el restaurante y para preparar la etapa de la tarde, que también se preveía dura , vimos una furgo de asistencia de ciclistas de Guissona y nos acercamos con la sana intención de comprar una cámara para Alejandra. Fruto del espíritu que hay en el Camino , nos la regalaron y nos ofrecieron ayuda , que en aquel momento declinamos, pues el hambre nos podía.


Después de comer , decidimos acometer la reparación de la bici de Alejandra cuando nos dimos cuenta de que no se trataba de un simple pinchazo sino de que los frenos de atrás estaban sobre sus mordazas y habían cortado la cubierta. Todo y que era día más que festivo ( Jueves Santo ) encontramos un taller en el que una moza muy atractiva y simpática , nos vendió una cubierta que tuvo que descolgar del techo , naturalmente con mi caballerosa ayuda. Cuando nos disponíamos a iniciar la reparación , volvió la lluvia con ganas , así que decidimos seguir en la furgo hasta Ventas de Narón.
En este pueblecito , donde lucia un poco de sol , Roger y yo decidimos continuar en bici pues , para mi , se iniciaba uno de los tramos que recordaba como más bonitos del Camino. Así que montamos las bicis y nos despedimos de la furgo para seguir la ruta de los peregrinos que nos llevaría a Palas de Rei . La verdad es que este trozo se hizo agradable y placentero, pues no habían cuestas excesivamente empinadas y , en su mayor parte , discurría por senderos asfaltados . No faltaron paradas en los lugares señalados, como el crucero de Lameiros que es otro de los sitios bonitos del Camino. Ni tampoco alguna molestia cual fue el reencuentro con los de los caballos que ocupaban toda la anchura del sendero y eran difíciles de adelantar.
Al llegar a Palas de Rei vimos que volvía a amenazar lluvia a pesar de lucir algo el sol. Continuamos por el sendero de los peregrinos pero , al empezar a caer gotas , optamos por la carretera. Seguimos la misma hasta que el transito se complicó y , en una soberana cuesta con tres carriles y camiones que adelantaban a todo trapo y sin guardar distancia , unido al hecho de que volvía a llover y la visibilidad era muy mala , nos resguardamos en un desvío y llamamos a la furgo para que viniera al rescate. Estábamos a menos de siete km de Melide punto final de la etapa.


Llegamos a Melide en la furgo y ya lloviendo a jarretadas , hasta el punto de que dejamos las bicis desmontadas en la furgo para no bajarlas y que se mojaran más . El hotel era un poco cutre , el más simple del viaje , por lo que , tras las duchas de rigor , tan poco peregrinas , decidimos salir en la furgo a la celebre pulpería de Melide , que tiene fama de ser la mejor del mundo. La mejor no se si será pero si la más grande , llena de bancos rústicos que compartes con otros comensales y un servicio que tiene la mano rota de tratar grandes aglomeraciones de peregrinos , pues es un lugar obligado de paso. Naturalmente puedes comer de todo, siempre que sea pulpo a la gallega , asi como beber lo que se te antoje pero que no sea otro que vino turbio, del que sube rápidamente a la cabeza.

 

 

Etapa 6- de Melide a Santiago

 

 

 

Este que iba a ser nuestro último día de Camino apareció , como no ¡ lloviendo y con unos nubarrones más negros que sobaco de mono. Iniciamos el día haciendo bricolaje de las bicis bajo los soportales de la entrada del hotel . Cambiamos las pastillas de freno , la cubierta y la cámara de la bici de Alejandra, y tensamos los frenos de las otras dos.
Cuando hubimos acabado , la lluvia ya era torrencial a pesar de que el tiempo empleado en la reparación no fue mucho. Alejandra y Roger decidieron esperar con la vana esperanza de que amainase pero yo me decidí a salir pues no creía demasiado en la mejoría.
Así que bajo un auténtico aguacero atravesé Melide con la idea de ir a sellar a la iglesia . Estaba cerrada así que fui al bar situado enfrente que estaba lleno de policías municipales que desayunaban. Allí sellé la credencial y les pregunté su opinión sobre la ruta a seguir, recomendándome que siguiera el sendero pues la carretera , con aquella lluvia , podía ser peligrosa.
Cogí pues el sendero que , tras un fuerte descenso , atraviesa la carretera. Y en este descenso me di cuenta de que se había aflojado el manillar de la bici y a punto estuve de darme un soberano tortazo. Como era una incidencia que entraba en el ámbito de lo posible , ya llevaba el remedio en forma de un juego de llaves Allen que me permitieron repararla “ in situ “ pero mojándome de mala manera.
A continuación tuve la aventura de cruzar el río Pambre pero , como había aglomeración de peregrinos en aquel punto , nos ayudamos los unos a los otros y la incidencia se salvó honorablemente. Seguí hasta Boente bajo la lluvia y allí me paré a sellar en la Iglesia , donde habían varios peregrinos que se resguardaban del aguacero. De allí continué hacia los Ribadisos , siempre con lluvia y superando las cuestas que encuentras.
Mientras tanto , Alejandra y Roger habían decidido iniciar su pedaleo pues el nivel de lluvia en la salida había descendido un poco. Tras pasar Melide el temporal arreció por lo que , tras un rato de seguir el sendero , optaron por la carretera . Y , como la lluvia seguía apretando , se refugiaron en una casa que , al parecer , estaba en construcción y desde donde llamaron a la furgo nodriza. Mientras esperaban , se dedicaron a hacer ejercicios físicos para no quedarse entumecidos , a la par que observaban como un lugareño ,desde el otro lado de la carretera, les hacía unas señas que no lograban descifrar. Cuando el pobre hombre pudo cruzar la carretera y hacerse oír fue para informarles que lo que ellos creían casa en construcción era , en realidad , “casa perfectamente terminada “ y en la que vivía su hijo ( del lugareño , se entiende ) con su familia que estaban durmiendo y se habían despertado por el ruido que hacían Alejandra y Roger , sin atreverse ni a salir ni a levantar las persianas , al tomarlos por malhechores.
Por mi parte , al llegar a Ribadiso de Riba , el Camino discurre paralelo a la carretera en un lugar donde hay una gasolinera. Y , en esta gasolinera , estaba Carmen repostando. Tras los saludos de rigor ,como yo estaba mojado hasta la ropa interior y había ya gastado todos los guantes de ciclista , que eran una masa informe que desprendía agua , decidí recomponer algo mi equipo. Así que entré en la estación de servicio donde me compré unos guantes , de esos de cirujano , que compartí con un grupo vasco que acababa de entrar y que hacían el Camino por carretera y a quienes les di la mitad. No contento con eso , me envolví los pies en bolsas de plástico , cogí los guantes de jardinero que teníamos en la furgo para trastear bultos y que me calcé sobre los de látex. Así , de esa guisa , pude seguir hasta Arzúa que atravesé , afortunadamente sin lluvia. Tras Arzúa encontré un barrizal que debía ser “la madre de todos los barrizales “ y allí perecieron las fundas de mis pies , que se desintegraron al atravesarlo.

 

 

Reparando las bicis   Monte do Gozo, ya muy cerca de Santiago

 


Luego de Arzúa, el Camino sigue por un sendero que no estaba mal y que discurre por encima de la carretera hasta cerca de Salceda , donde se juntaban ambas vías. Allí habia un paso entre la carretera y unas casas y un mesón , especialmente preparado para los peregrinos . Y digo “especialmente” por cuanto el camino era otro enorme barrizal que para superarlo , o bien te cargabas la bici al hombro y hacías equilibrios entre
unas piedras estratégicamente situadas , o bien volvías atrás y hacías unos metros de carretera. Naturalmente , opté por esta última solución que , si más no , me pareció más higienica.
Continuando el Camino llegué a Salceda desde donde llamé a Roger y Alejandra para ver donde estaban. Resultó que iban todavía detrás mío y a una cierta distancia por lo que , egoístamente , decidí que los esperaría comiendo. En aquel momento volvía a llover con ganas y en mi cerebro solo se dibujaba un lugar calentito y una tortilla de jamón con una cerveza de barril. Con estos pensamientos alcancé el alto de Santa Irene , en un lugar conocido como El Empalme donde hay dos restaurantes para peregrinos , uno al lado del sendero y otro al lado opuesto de la carretera. A pesar de la lluvia que mojaría la bici , la dejé fuera y entré en el primer establecimiento a ver si mi sueño se hacía realidad. Estaba tan lleno de “colegas “ que ni sentarme podía , así que , jugándome el tipo , crucé la carretera y entré en el otro restaurante. Este estaba casi desierto , únicamente con dos mesas de peregrinos , pero como no estaba para fruslerías ni malos pensamientos , me senté y , a fuer de ser sinceros , me zampé una tortilla de jamón que recordaré durante mucho tiempo.
Mientras comía , resulta que Roger y Alejandra me adelantaron sin percatarse de ello , ya que yo estaba en el otro lado de la carretera. Así que , tras esperarlos infructuosamente , emprendí de nuevo el Camino que , tras un trozo más o menso llano conducía a un pueblo que se llama Cimadevila donde empieza el ascenso al aeropuerto. Allí me junté con otros peregrinos en bici con los que hice el ascenso y cuando estaba ya tocando el aeropuerto , volví a llamar a Roger y Alejandra que me informaron que estaban en un bar junto a la iglesia de Lavacolla.
Inicie entonces un descenso a todo trapo, a pesar de la lluvia, y cuando llegué a Lavacolla ( después de voltear el aeropuerto y coger unos senderos entre casas de dudoso gusto ) vi apoyadas en un bar dos bicis cubiertas de barro . Y alli estaban Roger y Alejandra.
Tras descansar un rato emprendimos la última subida del Camino , la que lleva al Monte do Gozo , que debe llamarse así por el descanso que representa llegar arriba y saber que ya todo es bajada. Iniciando la pesada ascensión , se nos juntaron los de los caballos y hubo uno que se empeñó en hacerle la vida imposible a Roger poniendose a su lado todo el rato , con grave riesgo de recibir una coz. Alejandra ascendió en medio de una lluvia de palabras soeces porque la cuesta no se acababa nunca y , en estas , fue adelantada por otro ciclista que parecía llevar motor , que cuando escuchó su vocabulario , a punto estuvo de caerse de la bici.
Llegamos al Monte do Gozo sin lluvia pero con frío , asi que , tras firmar en la capilla de San Marcos y hacernos unas fotos para la historia , iniciamos el descenso de entrada a Santiago sin ni siquiera subir a las escalas del monumento que tantas pesadillas ( por lo feo que es ) ocasiona a los peregrinos.
Entramos en Santiago tras cruzar la autopista por un puente , Roger , Alejandra y yo. Al salir de la carretera para coger el carril bici había un pequeño escalón con el canto redondeado que Roger superó elegantemente. No así Alejandra que, al estar la acera mojada , inicio una derrapada que culmino con ella y la bici en el suelo. A fuer de ser sinceros , era una caída esperada pues , hasta aquel momento , se había librado de todos los percances similares ocurridos a Roger y a mí .
Como afortunadamente la caída no tuvo más consecuencias que el mosqueo natural , seguimos por la zona moderna de Santiago todos ilusionados e imaginando ya una pronta llegada y una reconfortante ducha en el hotel.
Pues no. Habiamos olvidado de que estábamos en Semana Santa y la ciudad estaba casi colapsada por la procesión , de tal forma que era imposible avanzar hasta el punto de que nos vimos obligados a dar un rodeo que , como no ¡ empezaba con una cuesta. Al verla , Alejandra dijo que “ por mis c.. que llego arriba “ frase que fue escuchada por una anciana del lugar que aplaudió a rabiar.

 

Por fin , a las 19.20 h entrabamos en la plaza del Obradoiro donde nos esperaba Carmen .Tuvimos tiempo de hacer las fotos de la llegada antes de que nuestra inseparable compañera , la lluvia , volviera a hacer acto de presencia y nos acompañara al hotel.
Tras las duchas y un poco de reposo , fuimos a celebrar la llegada al famoso Vilas , donde dimos buena cuenta de un bicharraco que se llama lamprea y que disfruté tanto comiéndolo como padecí digeriéndolo durante la noche . En el restaurante escogimos zona de fumadores para poder acabar con un buen cigarro la aventura . Y así lo hicimos a pesar de que había otra mesa en que una altiva e impertinente comensal empezó a hacer comentarios en voz alta quejándose de nuestros habanos . Como si hubieramos oído llover ¡.

 

 



Comentarios

 

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bicicletero

bicicletero comento el 01/11/2010 :

 

 


Antonio,


Un relato estupendo. Tiene que ser una maravilla poder embarcarte en un viaje asi y compartirlo con la familia.


Realmente es una suerte que muchos querriamos tener. Cuantas veces hemos renunciado a largas travesias mucho tiempo soñadas por compartir las vacaciones con los nuestros ...


 

 

Antonio Arderiu

Antonio Arderiu respondio el 07/11/2010 :

 

Amigo Bicicletero : Te agradezco enormemente tus amables palabras . Realmente para mí ha sido motivo de orgullo y satisfacción personal compartir el Camino de Santiago con mi hija y su marido , aunque supongo que para ellos habrá sido una penitencia añadida .


Espero que tu tambien puedas hacerlo. Entretanto recibe un cordial saludo.


Antonio Arderiu Freixa 

 

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Datos viaje


Fecha: Marzo 2010


Tipo ruta: Lineal


Track:

GPS (.gpx)

Google Earth


Firme:

 


Longitud: 316 km


Desnivel acum.: 5200


Etapas: 6


Long. media por etapa: 52 km


Etapa mas larga: 71 km


Etapa mayor desnivel ac.: 1773m


Dificultad técnica:


Dificultad física:


Orientación:


Dificultad orientación:

Equipaje: Furgoneta de apoyo


Bicicleta: Specialized Expedition


Cubiertas


Participantes: Antonio, Carmen, Alejandra y Roger


Alojamiento:


 

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