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Nota: La cronica de este viaje no venia acompañada de mapas ni "traks" de GPS. Los mapas y perfiles corresponden al trazado oficial del Camino de Santiago para BTT.

Esta cronica es la continuacion de otros dos viajes de Antonio en el que recorre los tramos del Camino de Santiago entre Leon y Santiago, y Burgos y Leon.

 


 

Camino de Santiago de Logroño a Burgos. Con pan y vino se anda el camino

 

 

por Antonio Arderiu Freixa       Octubre 2010

 


 

 

 

Y la próxima, por lo que a mí se refiere, fue la etapa Logroño – Burgos recorrida entre los dias 9 y 11 de octubre de 2010. Algunos me preguntaran que le encuentro al Camino de Santiago, yo, que soy mas aficionado a quemar gasolina y descargar adrenalina. Pues bien, diré que el Camino me permite disfrutar de la variedad de pasajes de España, ver lugares preciosos por los que nunca hubiera pasado, observar y estudiar iglesias, conventos cruceiros y demás cosas que forman parte del patrimonio histórico de nuestro pais y pensar, sobre todo, pensar pues seis o siete horas sobre la bici dan para mucho. Creo que este es uno de los secretos del Camino. Cuan diferente fue esta etapa de la del verano. Para empezar, fui solo debido a la precipitación en adoptar la decisión de hacerla y por problemas socio laborales de mis acompañantes. En segundo lugar, transcurrió toda ella bajo la lluvia, salvo esporádicas horas del dia 10, el más sencillo de todos, haciendo el Camino realmente duro, muy duro. Desde luego, que ninguno de mis lectores se fie de las guias del camino que aconsejan evitar el verano para hacerlo. No se sostiene en modo alguno la comparación. Si algo me ha quedado como verdad inmutable del viaje es que hay que hacerlo en verano, digan lo que digan las guías. Puedes coger una tormenta ocasional, pero te refugias y pasa. Y puede hacer calor, pero con agua tambien se soporta .Lo que es duro es pedalear más de nueve horas con frío y lluvia. Y, ademas, desagradable, ya que, por el ansia de llegar, te impide disfrutar del paisaje y pararte en muchos lugares que, con buen tiempo, hubieras disfrutado. Pero, en fin, así son las cosas.

 

Pincha en el mapa para ver la ruta en Google Earth

 

 

Etapa 1: de Logroño a Santo Domingo

 

 

El 9 de Octubre salimos de Calahorra, donde habíamos dormido, puntualmente a las nueve en dirección a Logroño. La noche anterior nos habiamos acostado con una temperatura nocturna de 26 grados y un cielo estrellado y la primera sorpresa fue que llovía y la temperatura superaba por escasas décimas los 10 grados.
Llegamos a Logroño y, como primera medida, fuimos a Decathlon a comprar unas cubrebotas y bebida energetica para el dia que me esperaba. Seguidamente, al final del Espolón, montamos la bici, me vestí con todo el equipo más el impermeable( indispensable pues llovía a mares ) y unos guantes de cocina adquiridos en un supermercado, e inicie esta tercera etapa 2010 del Camino de Santiago.

 

La salida de Logroño es realmente bonita. La ruta discurre por un carril bici que empalma con un parque ciudadano muy bien cuidado y en el que hay un mirador desde el que se divisa toda la ciudad. Seguidamente el sendero se adentra en al Parque de la Grajera, donde hay un pantano que se bordea y que está lleno de aves acuáticas. Todo ello se hace llaneando suavemente durante unos buenos kms, justo hasta llegar a un bar sobre el lago o pantano que estaba cerrado debido a las inclemencias del tiempo.

 

 

Lluvia desde el primer momento.   Salida de Logroño

 

Seguidamente se empiezan una serie de subidas y bajadas, la primera, asfaltada, bastante fuerte, que van entre viñedos y que es un paisaje realmente agradable aun con lluvia. Me sorprendió que el lecho donde se hallan plantadas las vides está lleno de guijarros gruesos que ignoro que función deben tener. Era época en que empezaba la vendimia, así que por todas las viñas se veía febril actividad y continuamente te cruzabas con tractores y demás maquinaria agrícola que te saludaban al pasar. Asimismo, en las bodegas por las que pase y cuyo nombre no recuerdo, se veía un trasiego de tractores que descargaban la vid en diversos sistemas, a cual más interesante. Lamentablemente, la maldita lluvia me impedía hacer fotos pues llevaba la cámara en la mochila así que queda mi retina para el recuerdo. Poco antes de llegar a Ventosa se pasa por el Hospital de Peregrinos de San Juan de Sicre, que se halla en ruinas pero muy cuidado y es curioso de ver. Tras un nuevo paseo por vides y un largo trozo al lado de la autopista, se llega al Alto de San Antón, que ya es más duro de pelar. El Alto culmina con una trialera en la que, haciendo verdad la Ley de Parkinson aplicada al Camino, había aglomeración de peregrinos subiendo lo que me obligó a cargar la bici al hombro y subir a pie.
El Alto acaba en una bodega de una sociedad cooperativa, donde una trabajadora que tenia unas garrafas y unos vasos de plástico, nos permitió dar un sorbo del magnifico brebaje que da nombre a la Rioja, la tierra con nombre de vino.

 

Tras el descenso, se entra en Navarrete, bonita población que me pareció muy cuidada. Allí visité el albergue de peregrinos que esta bajo unos soportales, con la idea de comprar otra credencial pero estaba cerrado y me quedé sin ella. Cruce el pueblo a pie, para poder ver la plaza donde hay una estatua dedicada a la mujer navarretana vendimiadora y recorrer el casco antiguo muy cuidado, aunque la lluvia no me perdonó ni un minuto..
De Navarrete a Nájera vuelve a ser una interminable serie de viñedos con continuas subidas y bajadas y pasando por delante de bodegas en plena faena.

 

 

La entrada en Nájera es realmente fea y desanima un poco. Habia quedado para comer sobre las tres y, a las tres en punto entraba en la estación de autobuses de Nájera. Alli una llamada por el móvil me puso en el buen camino y cruce el rio para encontrarme con Carmen.

 

Comimos bajo unos arcos en el casco antiguo de Najera, concretamente en el asador El Trinquete y recordando las criticas a mi continua apelación a la tortilla de patatas, esta vez me zampé una menestra de verduras acompañada de un entrecot que creo, sin falsa modestia, que me habia ganado.

Monasterio de Santa Maria la Real en Najera    

 

Sali de Nájera por el Monasterio de Santa Maria la Real, lloviendo a mares. Los viñedos desaparecen y todo y que, al principio, la ruta discurre por entre un bosque, al poco desparece y el paisaje se vuele más árido.

Siguiendo por este paisaje, se suben y bajan una serie de suaves lomas hasta llegar muy cerca de la carretera de Nájera. Alli, el tiempo empeoraba, la lluvia arreciaba y, para más desgracia, se iniciaba una cuesta interminable, así que, después de Azofra y antes del inicio, para poder soportarla, me tome una barrita energética a los pies de un monumento que era una autentica picota antigua, aprendiendo, de paso, de donde viene el nombre. El día se iba oscureciendo no por la hora sino por las nubes y, cual seria mi sorpresa, que los últimos metros de la subida interminable discurrían al lado de un campo de golf que, en aquellos momentos, estaba con toda la maquinaria trabajando los greenes y los bunkers ya que no habían jugadores. El golf es el de Cirueña y, tras él, se entra en una urbanización que supongo construida expreso para aficionados pero en la que me sorprendió la cantidad de anuncios “ en venta.

Y eso que las casas eran agradables a la vista y parecían construidas con parámetros de calidad.

De Cirueña se sale por una rotonda en la que hay un monumento al peregrino y, desde esta rotonda, en descenso directo se llega a Santo Domingo de la Calzada, donde entré por un aserradero, cuando ya anochecía. Tras cruzar todo Santo Domingo, recalé en el Parador de Bernardo de Fresneda donde me esperaba Carmen. Una ducha caliente me permitió restaurar mi temperatura corporal y, tras ello, nos quedamos a cenar en el mismo parador donde di buena cuenta de una pintada con setas y de otra buena menestra de verduras que se iba convirtiendo en mi plato habitual.

 

 

Etapa 2: de Santo Domingo a Villafranca

 

 

 

Tras desayunar en el parador y al que esperaba volver por la noche, inicie la excursión a una hora tan cómoda como las 10 de la mañana. Hacia sol pero con otro fenómeno metereológico que, si antes no habíamos tenido en cuenta, aquel día era especialmente molesto. Me refiero al viento que no solo hacia aumentar la sensación de frío sino que hace que el pedalear sea cansino y duro, haciendo bajar como promedio de una a dos marchas sobre las que serian las adecuadas en condiciones normales .

Con sol ( y mucho viento ) salí de Santo Domingo no sin antes hacer una visita al centro de la ciudad para ver la Catedral y la Plaza del Ayuntamiento. Siendo domingo únicamente circulaban peregrinos y deportistas de todo género : ciclistas de carretera, de montaña, gente corriendo ect.. La salida de la ciudad se hace por un sendero que permite esquivar las obras de la nueva autovía pero que, sinceramente, es bastante monótona y aburrida. Tras seguir una cuesta al lado de las obras, se coge un desvio para entrar en el pueblo de Ventosa, nombre muy apropiado para el día y el lugar.

 

 

Monasterio de Santa Maria la Real en Najera   Compartiendo el camino con Sigrid y Rainer

 

En este punto había una pareja de peregrinos alemanes que no sabian por donde seguir, pues algún desaprensivo de los abundan por nuestro pais, habia tirado las señales del Camino. Gracias al socorrido GPS pude indicarles la buena ruta y me preguntaron entonces si podíamos ir juntos. Se trataba de la pareja Sigrid y Rainer, de profesión, policía, en la region de Daun. El primer problema a resolver fue el de la cuestión idiomática ya que mi escaso alemán, procacidades aparte, da para muy poco y su español era nulo en el caso de ella, y oxidado en el de él. Así que decidimos entendernos en francés pues era lo único que podíamos hablar un poco los tres, ya que su ciudad de origen esta muy cerca de la frontera con Bélgica.

Ellos iban mucho más lentos que yo pero en su descargo, debo decir que iban cargados hasta los topes y con la impedimenta para hacer la totalidad del Camino, así que me propuse pasar una etapa relajada..
De Ventosa fuimos a parar a Redecilla del Camino, tras pasar por el letero en que se anuncia que entramos en Castilla. En Redecilla nos detuvimos para tomar una café y comprar las credenciales de peregrino pues ellos no sabian que existían y les gustó mucho cuando les explique lo de los sellos y la Compostela final.

De Redecilla seguimos por la senda carretera hasta Tosantos y, desde allí y tras un fuerte descenso, llegamos a Vilafranca de Rioja, que, a pesar de su nombre, esta ya en castilla. El camino es bueno, con buen piso y subidas suaves pero que hacíamos muy despacio ya que Sigrid tenia un problema en la cadena de su bicicleta que, con frecuencia, saltaba.

Tras Vilafranca de Rioja y después de un pequeño tramo asfaltado, el camino discurre al lado de la N-120 hasta Belorado. En este tramo encontramos una peregrina de a pie que hacia el Camino con su retoño en un cochecito. Encontramos tambien muchos peregrinos alemanes como mis acompañantes y de otras nacionalidades pues, aun a pesar de ir despacio, lo cierto es que la bicicleta permite hacer los tramos de enlace y los descensos a un ritmo increíblemente superior al de los caminantes.

Ya estábamos a la puerta de Belorado cuando Sigrid sufrio un pinchazo en su rueda delantera. La labor que hizo Manu cuando el pinchazo de Alejandra en Laxe, me toco hacerla a mí, pues mis acompañantes me confesaron que no sabían como proceder en estas ocasiones. Así que pusimos la bici al revés, desmonte la rueda, saque la cámara, la cambie por una nueva previamente hinchada suavemente para que entrara mejor y, con mi mancha, rematamos el hinchado. Total, la operación no debió durar mas de diez minutos, sintiendome ya un profesional del pinchazo y, además, con la particularidad de que, cual cirujano en una operación, iba explicando a mis acompañantes cada paso que debía seguirse por si se veian en igual tesitura cuando yo ya hubiere abandonado la excursión.

 

 

 

Llegamos al pueblo justo a la hora de comer y, tras pasar por la Iglesia que se halla pegada a la roca y por las callejuelas interiores, nos aposentamos en un asador a comer, dando personalmente buena cuenta de unos huevos fritos con chorizo, como tardío homenaje a mis recién adquiridas habilidades reparadoras. Mi etapa debía finalizar este día en Belorado, pero el hecho de ir acompañado unido también a que el trayecto hasta allí no habia costado excesivo esfuerzo, me hicieron alargar la etapa hasta Vilafranca de Montes de Oca que es donde querían pasar la noche mis compañeros.

Belorado    

 

La ruta hasta Vilafranca, una vez abandonada la gasolinera existente a la salida de Belorado, sorprende por lo cuidada que esta en sus primeros kilómetros, pues el camino tiene gravilla y un pasamanos de madera que lo delimita perfectamente. Tras Tosantos el sendero se hace algo mas estrecho y se pierde el pasamanos pero la ruta sigue estando bien.

Pasados Tosantos la cadena de la bici de Sigrid volvió a salirse con tan mala fortuna que enganchó el plato delantero. Tuvimos que desmontar toda la rueda y el plato, limpiarlo cuidadosamente y volverlo a montar. Me atreví a decir que el problema estaba en que la cadena se había aflojado por los años o la fatiga de los materiales, aconsejándoles que la cambiaran y, por el maravilloso móvil, conseguimos cita en un taller de Burgos para el día siguiente. De Tosantos a Vilafranca de Montes de Oca la senda no presenta otro interés que el de cambiar de lado de la N 120 por la que discurre, llegando a Vilafranca por un senderillo que te lleva directamente al estacionamiento de vehículos donde estaba Carmen para recogerme y que, previamente, como buena samaritana, habia reservado habitación para mis compañeros en un hotelito muy agradable que esta sobre la Iglesia del pueblo.

Nos despedimos, quedando en encontrarnos en ruta el día siguiente, tomando un café en el bar al lado de la carretera donde mis compañeros me manifestaron su sorpresa al ver que todos los bares en los que entraban, tenian la TV puesta a todo volumen.

Por mi parte, regresé a Santo Domingo de la Calzada en el coche de apoyo pues no era cuestión de perderse otra noche en el Parador nuevo, más bonito en mi personal opinión que el de toda la vida y sustancialmente más económico. Tras la ducha y cambio de ropa salimos a ver la Catedral y el Convento, acabando la velada con una magnifica cena a base de la inefable menestra de verduras en un restaurante al lado de la Catedral.

 

 

Etapa 3: de Villafranca a Burgos

 

 

 

Cuando nos levantamos, ya ví que llovía, asi que me prepare para lo peor. Fuimos en el coche de apoyo a Villafranca de Montes de Oca y, en el frontón que hay detrás de la Iglesia, monté la bici ya bajo un autentico aguacero. Dicen que España es un país seco. Pues que me lo cuenten a mí que en el Camino de Santiago me ha caído más agua que en un verano en Londres.

El Camino sale de Vilafranca por un sendero que arranca detrás de la iglesia y que pasa por el hotelito donde habían dormido mis compañeros del día anterior. El posadero me informó que ya habían salido, ignorando si por el Camino o por la carretera a la vista del diluvio que caía.

Yo decidí seguir por el sendero que, a partir de entonces, inicia una pronunciada subida hasta alcanzar un bosque de encinas y carrascas, donde llanea un poco. en el tramo llano, hay un mirador sobre la vega con un área de descanso donde se hallaban dos peregrinos italianos refugiándose de la lluvia. El mirador, en aquellos momentos, era inútil pues la niebla impedía ver el paisaje.

Tras el mirador, la senda vuelve a ascender fuertemente hasta la cumbre del Alto de la Pedraja. Allí el paisaje cambia para transformarse en un bosque de pinos y demás confieras que, con sol, debería ser espectacular. La pena es que, con lluvia, no solo no lo era sino que, además no lo podías ver pues debes ir todo el rato con suma atención a la ruta ya que la lluvia convierte el piso arcilloso en sumamente resbaladizo y, a la minima distracción, acabas en el suelo como desafortunadamente me ocurrió más de una vez.

Tras varios kilómetros entre los pinos, se llega a un descenso bastante pronunciado pero con buen firme. El bosque vuelve a ser de encinas y carrascas y se oye la N 120 cerca.El descenso acaba abruptamente en un riachuelo que se cruza por una palanca, seguido de una cuesta casi vertical que, sinceramente, me obligó a descender y remar, no por el piso sino por la pendiente.

 

 

 

Otro dia mas de lluvia   San Juan Ortega

 

Nuevamente en llano, la senda vuelve a discurrir entre pinos y sobre un suelo resbaladizo hasta que los pinos se acaban de repente, dando paso a un par de encinas gigantescas y a un camino engravillado que, en pocos kilómetros, te lleva hasta San Juan de Ortega. Hasta entonces no habia encontrado ( ni encontraría ) a mis compañeros de la etapa anterior pero sí a un par de peregrinas también alemanas, que hacian el Camino a pie y a las que yo les llegaba a la hebilla del cinturón, de altas que eran.

En San Juan de Ortega coincidí con Carmen que hacia turismo y que llegó, causalmente, cuando yo me iba a refugiar bajo un techo de madera que al lado del aparcamiento y donde había divisado una máquina de estas de “vending “ en la que esperaba obtener un café calentito. Vana ilusión. Resultó que la máquina en cuestión dispensaba toallitas, tena ladies y demás adminículos para la higiene intima femenina, lo que, si bien resulta una muestra de modernidad y preocupación por el sexo femenino, no deja de ser una muestra de desigualdad hacia el otro sexo que, representado por mi en aquellos momentos, no pudo ni tomarse un café, ni fumar un cigarro puro, ni cambiarse de gayumbos aunque los llevara mojados. Durante la parada en San Juan de Ortega visitamos la Iglesia y la entrada al cenobio, y luego tomamos un café con la secreta esperanza que el tiempo amainase un poco. Pero no hubo suerte y la lluvia arreció en lugar de disminuir.

Saliendo de San Juan de Ortega se le ofrecen al peregrino dos opciones cuales son las de ir a buscar la N 120 o ir por la ruta que pasa por Atapuerca. Yo elegí esta opción que se iniciaba con un bonito y facil camino entre el bosque y que, a pesar de su suelo resbaladizo, te conduce casi en un santiamén hasta un pueblo cuyo nombre ni acerté a leer de la lluvia que entonces caia. Desde alli, por una carretera vecinal se alcanza Atapuerca, fácil de ver por la Iglesia que destaca en el paisaje, y porque se ven muchos coches de los que acuden a visitar a nuestro primo viejo. Este tramo, si no hubiera sido por la lluvia, era realmente agradable.

Saliendo de Atapuerca, la ruta se desvía de la carretera e inicia un ascenso por un camino carretero. Al poco el camino carretero desparece y empieza una larguísima subida muy pedregosa y con escalones en las que no queda más remedio que echarte la bici al hombro y subir a pie. Todo ello con impermeable, guantes, mochila ect. Esta infernal subida discurre paralela a una zona militar y está llena de alambradas y letreros de peligro. En el ascenso me alcanzó un peregrino japonés que me vio tan apurado que se ofreció gentilmente a ayudarme, cosa que decliné cortésmente pues, el Camino es el Camino y hay que sacrificarse. Confieso pero, que cuando alcancé la cumbre, donde hay una cruz enorme y me detuve a coger aliento, el pensamiento era “ Seras g… que pudiendo estar tranquilamente en tu caso, calentito y preparando un aperitivo, estas ahí arriba, mojado, con frío, sin ver nada, lleno de barro y con el hombro destrozado. Es de locos. Y después de la subida viene la bajada, que es de igual condición pero algo más corta ( tampoco hay que hacerse ilusiones ), así que bici al hombro y, con cuidado hasta encontrar una senda practicable. En la búsqueda de la vía practicable, me quede sin freno trasero pues el barro había estado haciendo un bloque que presionaba el tornillo del freno y este se había soltado, asi que, bajo la lluvia, no me quedó otro remedio que hacer un apaño para que el trasto funcionase. Mas agua. Una vez se encuentra una pista de concentración parcelaria, se ofrecen al ciclista tres vías para entrar a Burgos, ninguna de las cuales yo conocía ni, con el aguacero que caía, podía detenerme a estudiar pues tampoco había ni un maldito árbol, roca o similar donde refugiarse, así que, por pura intuición, adopte la vía que iba más a la izquierda, pensando que seria la más practicable.

Esta ruta desciende entonces por una pista en muy buen estado hasta Villalba, donde se convierte en una carretera vecinal. La carretera atraviesa Castildelgado y te conduce hasta el lío de la autopista A 68 que se cruza por arriba. Una vez superada esta autovía, a las puertas de una urbanización, hay dos señales o flechas amarillas del Camino que indican hacia la izquierda y un panel que indica a la derecha. Por mayoría, me sentí obligado a coger la senda de la izquierda y cometí un grave error.

La senda voltea la urbanización por abajo y coge un camino carretero, aparentemente llano y fácil, que conduce a la verja del aeropuerto. Este camino era una pista de patinaje sobre barro pero, no solo esto, sino que el barro se iba pegando a las partes móviles de la bici y llegó un momento en que ni las ruedas podían girar ni podía cambiar de marchas, ya que el cambio se había trabado por una masa de barro. Así que ( recordemos, bajo un autentico aguacero ) tuve que buscar un poco de hierba para poder poner la bici al revés y con mis manitas, ir sacando todo el barro. Cuando conseguí que las ruedas girasen, pasé a desmontar el plato de delante para fijar la cadena en el plato intermedio y la marcha cinco.

De esta guisa conseguí llegar al aeropuerto y encontrar un camino asfaltado pero muy encharcado. Me metí expresamente en cada charco y conseguí que las ruedas girasen algo mejor, pero los frenos seguían haciendo un ruido de cascajo enorme.

Llegue a Castañares y, jugándome el tipo pues el trafico era muy intenso y el semáforo no funcionaba, cruce la N 120 y cogí un sendero, al principio paralelo pero que luego se adentraba en un parque que, sin lluvia, deberia ser una preciosidad y que me llevó a la entrada de Burgos.

A las 15.40 horas llegaba al hotel de Burgos donde debía encontrarme con Carmen. el hotel tenia un portero con uniforme de jefe de cosacos o algo parecido, que, cuando me vio me impidió el acceso al hotel, a pesar de mis protestas y de jurarle que era un ciudadano corriente aunque un poco loco. Por el móvil, tuve que llamar a Carmen que habló con recepción y me hicieron entrar vergonzantemente por el garaje y descalzarme antes de coger el ascensor. Tuve que dejar mi impedimenta en un rincón del lavabo que quedo inservible para otros usos( el rincón, no el lavabo ) y, tras la ducha y cambio de ropa salimos a comer otro entrecot que creo que también era merecido, y una botellita de Rioja por el mal trago pasado.

Comiendo, me contó Carmen que había encontrado a Sigrid y Rainer, los cuales habían hecho la etapa por la N 120 vistas las inclemencias del tiempo. Así que les llamamos y quedamos para cenar, cita que tuvo lugar en el bien cuidado casco antiguo de Burgos y donde degustamos una menestra de verduras y, esta vez, para honrar a nuestros compañeros, unas soberanas jarras de cerveza.

Y así creo que he puesto punto y final a mi particular Camino de Santiago 2010, pues el día ya acorta y también estoy un poco harto de pasar frío y lluvia, aunque el Camino creo que merece esto y mucho más .Confío en hacer los tramos que me faltan en próximas ocasiones y, porque no ¿ el Camino entero otra vez.

Por ultimo, aviso a navegantes : Por mucho que digan las guías y los pseudoexpertos, si se quiere disfrutar del Camino de Santiago, hay que hacerlo en verano. Lo demás es llanto y crujir de dientes.

 

Antonio Arderiu Freixa – Octubre 2010

 

 

 



Comentarios

 

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bicicletero

bicicletero comento el 20/02/2011 :

 

Pues es una pena que tuvieras tan mal tiempo, porque las zonas de viñedos en otoño son preciosas si coges los dias del cambio de hoja.

 

polyciclo

polyciclo comento el 21/02/2011 : campeando tempestades

 

Realizar un viaje por estas latitudes en Octubre, es afrontar un 90% de probabilidades de q

 

polyciclo

polyciclo comento el 21/02/2011 : campeando tempestades

 

(siento el inciso)....como iba diciendo, en estas fechas, el riesgo de que el tiempo no acompañe es elevado, me imagino amigo Antonio, tus duros momentos pasados luchando contra el barro, y eso que veo que no portabas una gran carga, creo que debias de haber optado, en tal situación, en realizar gran parte de este recorrido por carretera, te hubieras ahorrado el ponerte de barro hasta las cejas, y te habrias cansado muchisimo menos empujando la bici, definitivamente este es un recorrido estival, y no tan caluroso, otra cosa podria ser las primeras etapas de la Via de la plata, hay si que hace mucho calor por caceres y Merida, he leido cronicas muy similares a las tuyas, gente que en pleno invierno ha afrontado este reto, y todos coinciden en la dureza singular que esta ruta conlleva, al rodar en condiciones extremas, en invierno hay que proyectar alternativas a los recorridos por caminos y pistas forestales, pues pueden llegar aser una autentica pesadilla, y con un riesgo alto de averias, o de extenuación al limite. A pesar de todo te envidio por poseer tiempo libre para plantearte estas aventuras "fuera de Temporada"
Un saludo.

 

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Datos viaje


Fecha: Octubre 2010


Tipo ruta: Lineal


Track:

GPS (.gpx)

Google Earth


Firme:

 


Longitud: 120 km


Desnivel acum.: 1250m


Etapas: 3


Long. media por etapa: 40 km


Etapa mas larga: 52 km


Etapa mayor desnivel ac.: 733m


Dificultad técnica:


Dificultad física:


Orientación:


Dificultad orientación:

Equipaje: Furgoneta de apoyo


Bicicleta:


Cubiertas


Participantes: Antonio


Alojamiento: Hoteles y Paradores


 

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